Accesibilidad: Gracias a la educación virtual, se pueden traspasar múltiples fronteras, tales como horarios y calendarios. Después de todo, estamos hablando de una plataforma disponible las 24 horas del día.
Sin mencionar que, al vencer dichas fronteras, el estudiante en cuestión solo necesita un dispositivo móvil o PC, así como una conexión a Internet para comenzar a trabajar, una gran ventaja para las personas lejos de grandes centros urbanos. Además, de contribuir en los cuidados actuales frente a la pandemia.
Flexibilidad: La formación a través de la red permite entrelazar estudios y otras actividades, como trabajo u ocio. A la vez que, el alumno siempre puede traer sus apuntes consigo, en su dispositivo.
Tiempo: Probablemente una de las ventajas fundamentales de esta modalidad, es la potestad de optimizar el tiempo y permitir al estudiante organizarse con sus actividades.
Espacio: Finalmente, la educación virtual al carecer de sede física, da la posibilidad de estudiar en literalmente cualquier lado, siempre estando en contacto con el campus virtual.
En definitiva, parece que con los cursos virtuales todo puede volverse más flexible y menos limitado.